Fobia Social (5)


La mayoria de los fobicos sociales creen que, frente a las otras personas, actúan con torpeza. No es cierto. Solo una parte de ellos carecen de aptitudes sociales, muchos pasan inadvertidos para su prójimo. Les ayuda poco un entrenamiento en competencia social, mientras que los pacientes realmente torpes en las relaciones pueden sacar provecho.
A Ana se le encarga que experimente con su conducta en la vida cotidiana, por ejemplo, que mantenga la mirada o hable más alto. Antes, ha de anotar sus expectativas; después, ha de dejar constancia de sus experiencias y comentarlas en la sesión siguiente. De esta forma puede ensayar una nueva conducta y, al mismo tiempo, sigue trabajando en corregir sus previsiones negativas.

Pero la tarea más dura que hay que resolver son los supuestos básicos de unas expectativas distorsionadas. En la mayoria de los casos se han originado en la infancia y se han consolidado a lo largo de toda la vida. Las experiencias con la terapia le abren a Ana una nueva visión de su persona, pero es un proceso tedioso. Por eso se protege imponiéndose otra tarea: ha de hallar en si misma 20 cualidades o capacidades positivas y formular un "Elogio de Ana".

El fundamento para el trabajo con pensamientos "disfuncionales", desfavorables, es el modelo de Aaron T. Beck. (Con Albert Ellis, fallecido en 2007, es considerado pionero de la terapia cognitiva de la conducta). De acuerdo con la hipótesis de Beck, no es la situación la que desencadena el miedo, sino como la valoramos. Por ejemplo, una araña en la cama nos provoca el pánico; sin embargo, un aracnólogo podría incluso alegrarse, si se trata de un espléndido ejemplar. Analogamente, una conversación con compañeros solo es para Ana un tormento, porque cree que se comporta desagradablemente, que todos perciben su miedo y se le rien a escondidas.

Por eso el terapeuta, de acuerdo con Ana, verifica una y otra vez la veracidad de estos pensamientos. ¿No podría ser que al alguien le resulte simpático un tartamudo? ¿Qué esperan sus amigos de ella?,¿Es relevante lo que otros piensen de ti? ¿Seria tan grave que un grupo relativamente numerosos de personas la tuvieron por "loca"?. Con el tiempo, su miedo fue bajando de nueve a cuatro ( en los juegos de rol). Invitó a una compañera, sin provocar un rechazo manifiesto. Ahora debia acceder a una prueba de fuego: exponerse al ridículo ante una muchedumbre.

Ana, de acuerdo con su terapeuta, se propone aparecer en la plaza del mercado. Cuando ella sube al balde boca abajo y recita, con fuertes palpitaciones, La lied von der Glocke (canción de la campana) de Schiller observa como algunos transeuntes siguen de pie, miran fijamente y se rien de ella. Mientras los versos se sucenden en la misma cadencia, algunos paseantes continúan su camino. Su corazón e va tranquilizando poco a poco. Cuando termina, Ana está bañada en sudor, pero feliz. "Lo he conseguido.¡Realmente me he atrevido!, se alegra. Mete la mano en el bolsillo del pantalon buscando un trozo de papel, que siempre lleva consigo. Es el "Elogio de Ana".
Autor: Christiane Gelizt

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